domingo, 29 de abril de 2012

NO EXISTE EL MATRIMONIO PERFECTO



Una de las principales dudas de la gente es saber si existe el matrimonio perfecto. Sabemos que no es fácil llevar uno, por más que la pareja se quiera y grite a los cuatro vientos que son felices. Y ustedes dirán, pero Fermina, tú qué sabes, si tienes cuarenta años y sigues soltera.
Todo tiene su explicación. Mi madre como sabrán, la principal insistente en que encuentre a alguien para casarme me ponía siempre de ejemplo a Elvira, mi hermana mayor. Según mi madre Elvira tenía el matrimonio perfecto: un buen esposo, además de simpático, tenía dinero, y un buen puesto de trabajo.
- Búscate un gringo – decía en sus primeros consejos para luego finalizar -. ¡Aunque sea un mexicano ranchero hija, pero cásate!
Luego de leer mi blog mi madre cambió un poco, y por estos días andaba de viaje en un crucero con su galán, muy al estilo de Fermina Daza y Florentino Ariza de la novela: “El amor en los tiempos del Cólera”. El viaje lo pagamos nosotros, sus hijos, con tal de verla feliz. Está demás decirles que para que dejara de llamarme tuve que responder a todas sus preguntas de cómo hacer que le funcionara aquellito a su Don Juan.
Pero lo principal y lo mejor de su viaje es que no presenciaría algo tan angustiante que le hubiera dejado con el corazón roto al saber que el matrimonio perfecto de su hija mayor se había desboronado como un castillo de arena.
Un domingo por la mañana apareció mi hermana en mi departamento con sus cuatro hijos y sus maletas.
-   ¿Qué carajos pasó con ustedes? ¿Los Mayas cumplieron sus profecías en el D.F.?
-   Mi mamá descubrió que mi papá le es infiel con una chica veinte años menor que ella – se adelantó Mariana, mi sobrina mayor abriéndose paso.
-      ¿Y tú no estabas casada también?
-   No funcionó la relación y regresé con mis papás para ser testigo de todo sus pleitos.
-     ¿Tía podemos entrar a dormir? – habló mi sobrino de doce años.
-    Pasen – les dije tratando de ayudarles con las maletas. Mi hermana no decía nada, era una zombie viviente. No vestía como las viejas fresas de sus amigas. Tenía los ojos hinchados e ingresó sin decir una palabra, tampoco quise presionarla. Instalé a todos en los dos cuartos libres.
Tenía en mi departamento a dos mujeres con un matrimonio roto. ¿Qué hacer en estas circunstancias? “El yo te dije”, no cuenta, es el peor error que solemos hacer. Tu amigo, o familiar ya tuvo lo suficiente como para seguir señalándole con el dedo acusador. Quiero mucho a mi hermana como a mi sobrina.
Luego de ver que todos dormían después de un largo viaje fui a la cocina por un café y llamé a David, lo iba a necesitar en casa. Sola  no podría levantar el ánimo a dos mujeres.
-    ¿Y qué diablos pintaré yo allí? Tu hermana siempre fue muy especial. Se creía el pito del Papa. Muy modosita la cabrona.
-  Tú vente nomás carajo, les diré que te había invitado a desayunar. Además mi sobrina te estima mucho.
-   ¡No mames! ¿No se casó hace poco? Pinches chamacos(as) ahora lo ven el matrimonio como si fuera moda. Cuando pasa la temporada cambian de parecer. Allí estaré, pero ando con una cruda del demonio.
-   No importa mijo, aquí te preparé un café bien cargado, sabes que siempre te atiendo como a un rey.
-     Corrección plebeya como a una reina dirás. Me baño y salgo para allá.
Gracias a Dios la noche anterior me había acostado temprano.
-  ¡No pienso regresar con ese hijo de puta! – Elvira soltó las palabras al aparecer en la cocina -. Cree que soy una estúpida.
-  ¿Cuándo te enteraste?
- Empecé a sospechar hace unos meses. Contraté un detective, pero nunca me trajo resultados. Ahora creo que Alberto lo sobornó para que me mintiera.
-  ¿Quién es ella?
-  Su secretaria, una chamaca de veinticinco años.
-  No necesito saber más. Casi de la edad de Mariana.
-  Lo mismo le dije cuando encontré a los dos en un hotel. Y no me mires con esa cara… Claro que los seguí, tenía que verlos. Ella se lo estaba chupando cuando abrí la puerta.
-  Cosa que tú nunca lo hiciste – sonreí.
-  Soy la madre de sus hijos; su esposa, no una puta.
- Ahora esa puta está por quitarte todo. No sólo tu marido y tu casa, sino todo tu mundo de burbujas donde siempre viviste. ¿Lo has pensado?
-  Pensé que me ayudarías.
-  Lo estoy haciendo. Llegaste aquí sin a avisar. Estás emputada porque tu marido te es infiel. ¿Qué hombre no lo es? ¿Y que mujer no se levanta después de una infidelidad? Todas hemos pasado por eso, claro excepto tú. Pero aquí no se trata de buscar culpables. ¿Qué piensas hacer en adelante?
-  Me quedaré a vivir aquí en Dallas.
-  ¿Has pensado en tus hijos?
-  Están de vacaciones y puedo hacer el traslado sin problemas.
-  Suena bien – le dije retomando la preparación de la comida para mis sobrinos.
-  ¿Piensas que no soy capaz? – se adelantó.
- Elvira, terminaste tu carrera de ingeniera para contentar a nuestros padres, porque sabías que con el dinero que tenía Alberto no trabajarías en toda tu vida. Nunca lo has hecho, ni siquiera eres capaz de atender a tus hijos, sino fuera porque te ayuda tu nana, que por lo que veo se quedó en la casa en el D.F. Tus uñas, tus dedos no conocen los cayos, tus zapatos no conocen el dolor por estar parada las ocho horas laborales.
-  Ya lo sé, pero hoy he vuelto a nacer. Seré otra persona y para empezar te ayudaré en la cocina. 
Cuando terminamos de preparar la comida ingresó David usando la copia de la llave de mi departamento.
-  Hola – Alzó la voz.
-  Puedes bajar un poco la voz.
- ¡Madre mía, tú aquí! – David y mi hermana siempre discutían -. No deberías estar en los masajes matutinos - soltó las palabras -. Algo me dice que paso algo en el ‘Defectuoso’, pero dejémoslo allí. Fermina me invitó ayer a desayunar.
-  Ni yo tengo llaves.
-  Las tuvieras si visitaras a Fermina al menos dos veces al año mamita, y no sólo cuando necesitas favores
-  Párenle please, no se arañen. Y si tienen hambre pueden sentarse para luego atender a mis sobrinos.
Los siguientes días fueron muy diferentes para mí que estaba acostumbrada a vivir sola. Mis sobrinos dejaban la sala desordenada y mi hermana aún no podía prepararles el desayuno. Mi sobrina mayor se encargaba de hacer todo.

-  Por favor no me cuelgues – se adelantó a decir Alberto, el esposo de Elvira  -, no encuentro a tu hermana por ningún lado eso me dice que está allá contigo. Por favor dile que regrese a la casa.
En ese instante quería gritarle de todo, suspiré. No era mi problema. Le dije que trataría de hablar con ella.
-  Seguro que ya te contó.
-  Hasta la pregunta ofende. El dinero te dará estatus pero sigues siendo un hijo de puta – pensé que me respondería por tan bajo golpe a su orgullo.
- Creo que fue un error llamarte. Estoy seguro que ella regresará. Siempre lo hace. Además no es la primera vez que le soy infiel - soltó el comentario final. Cuando quise responderle había colgado.

Luego de una invitación a cenar, mi amigo y manager de la tienda Target aceptó darle una oportunidad a mi hermana. Una trabajadora había pedido permiso para dar a luz a su primer hijo y estaría ausente por seis meses.
- Si tu hermana es buena la puedo reubicar en otra área – me dijo guiándome el ojo. Y obvio, le dije que mi hermana era muy trabajadora, felizmente no me mordí la lengua al mentir tanto. Con otra salida a cenar estaríamos a mano con el favor. Pero la verdad disfrutaba salir con Daniel, era simpático. Tenía tema de conversación. Estaba soltero, claro, era tres años menor que yo, pero no era tanta la diferencia, así que aprovecharía el tiempo para conocerlo más.
Llegué al departamento con la buena noticia. Mi hermana se emocionó mucho y olvidó por un momento que sus uñas estaban un desastre al igual que su cabello. Sentía que había engordado veinte libras en las dos semanas que pasaron.
De mi sobrina no me preocupaba David me dijo que fue mejor cortar la relación, se casaron más por ser populares que por amor.
- Además tu sobrina a escondidas a estado viendo a otro chavo.  Preocúpate en tu hermana – me aconsejó.
Los inconvenientes empezaron cuando mis sobrinos creían que estaban en su casa y dejaban tiradas sus ropas por todos lados. La cocina era un hervidero de platos, vasos y tasas. Dos veces le pedí ayuda a mi hermana, pero me dijo que ese no era su trabajo.
Tragué saliva y ordené todo los primeros días, luego mi sobrina se encargó de tener todo bajo control hasta que mi hermana entró trabajar.
Por la mañana junto a Mariana la fuimos a dejar al local.
-  Esto no me lo perdería por nada. Mi mamá yendo a trabajar es para subir la noticia a Facebook – ironizó.
-  No te burles que es tu madre.
- Por eso mismo – me dijo tomándole una foto ingresando al establecimiento.
Luego de dejar a mi sobrina en el departamento me dirigí al banco. Fue un día como pocos. Con muchos clientes en abrir nuevas cuentas, pero sobre todo, tuve que apoyar a una compañera de trabajo. Así que llegué muerta al departamento. Pero al entrar sentí el cambio, no había bulla, mis sobrinos no corrieron a darme la  bienvenida. La única que estaba en la sala era Mariana.
-  ¿Y tu madre?
- Decidió regresar a México. La muy idiota prefiere seguir siendo cachuda y llevar una vida de ensueño antes que trabajar.

3 comentarios:

  1. vayaaa.., y razon tenia el hombre ese, ella vuelve, siempre lo hace, lamentablemente hay mujeres q estan acostumbradas a la vida facil,mejor dicho a viir humilladasx el resto de su vida, x cierto esta es una de ellas, prefiere aguantar a un hombre q le ponga los cuernos, q sabe se encama con otra, antes que trabajar, q pena, lamentablemente hay muchas asi.

    ResponderEliminar
  2. jajaja me da risa la frase, "Soy la madre de sus hijos; su esposa, no una puta." jajajaja pero si una floja buena para nada que le gusta vivir bien y aguanta el cuerno jajaja...

    ResponderEliminar
  3. Si te gusto alguno de mis MiniTEXTOS no olvides anotarte en http://www.facebook.com/OficialMaryMartin para estar al día de todas las novedades. Si podéis compartir para que otras personas también los conozcan yo os lo agradezco de todo corazón. Gracias por tu ayuda.

    ResponderEliminar