domingo, 15 de abril de 2012

LOS SANTOS DE TINO



Las sorpresas que te da la vida a veces es como un golpe contra la pared, un despertar a mitad del desierto, una cachetada de ida y vuelta sin chance a una respuesta.
Fue lo que me pasó cuando conocí a mi inseparable amigo David. Una vieja amistad me lo presentó más por cortesía que por ganas de hacerlo.
Prefiero ser sincera, eran familiares y al ‘tipo’ le daba vergüenza presentar a un primo gay.
En adelante con David iniciaríamos una de las amistades más sólidas. Cómplice de mis tantas historias, metidas de mata y un hombro en donde apoyarme cuando la felicidad como la tristeza hacían mella en mi intrincada vida. Como dice una vieja frase que corre de muro en muro en Facebook: “De tanto que tropiezo hasta caigo con estilo”.
Con la química a cuestas, las llamadas incesantes y las salidas de fines de semana hacían de esta mujer la más feliz. Y fue en una visita a uno de las bares de moda en la zona nice que David bautizó como la calle “kardashians” debido a que la gentita de Dallas concurría a exhibir sus mejores prendas, a posar para las cámaras, a mostrar su BMW recién adquirido, a mostrar sus sonrisas perfectas.
Los bares estaban atiborrados de personas de todas las edades. A mis amigas, David les cayó súper bien, y a él no le importó alejarse por un tiempo de su ambiente (discos y bares gay) para acompañarme.
Pero un sábado mientras conversábamos en la barra, David se acercó para decirme al oído.
-  Ves a ese tipo bajito y calvo que está en el extremo de la barra no te quita la mirada. Lo he visto hacer lo mismo semanas anteriores – su confesión me tomó por sorpresa. Mis amigas no prestaron atención a David y continuaban platicando. Me uní a la conversación para luego sutilmente ver al hombre. David tenía razón, era de mi talla o quizás menos (y eso que no soy una gigante), estaba llenito. Conversaba con el barman, pero se veía muy serio. Calculé que debía estar en los cuarenta, que por ese entonces me faltaban cinco años para alcanzarlo.
No hablamos más del tema, una de mis amigas quiso ir a otro local donde habían llegado sus amigos de Oklahoma.
Pero a la siguiente semana el hombre bajito y poco agraciado estaba en el mismo extremo de la barra. Como el local estaba lleno encontramos espacio unos centímetros del hombre. David buscaba en él alguna señal que lo delatara que era de su equipo.
-  No mujer el tipo es más macho que un semental, pero si fuera más atractivo te diría que te lo cogieras.
-  No digas eso – sonreí llevando mi copa de margarita a la boca. Todos encontramos a alguien a quien amar.
-  Entonces hazle el favor – sonrío mientras pedía otra ronda de margaritas. En ese momento aparecieron un grupo de estudiantes que sin querer nos empujaron ocasionando que la mitad de mi margarita fuera a parar en la camisa del tipo que me clavó la mirada.
-  Discúlpame por favor – le dije ante la sorpresa de David que también le habían tirado los dos vasos.
-  No te preocupes, siempre traigo una camisa extra en el auto – me dijo tomando servilletas para limpiar su abdomen. Con una señal le dijo al Batman que no había problema, y los chicos no cesaban en disculparse por el gesto. David les expresó que todo estaba bien, que podían regresar a su mesa. Cuando giré el hombre había desaparecido. Cruzamos miradas con David, pero al poco rato ingresaba al local puesto una camisa azul.
Vino directo a nosotros.
-  Solucionado el problema – sonrío para luego presentarse -. Me llamo Valentino, pero todos me conocen como Tino. Déjenme invitarles un trago.
-  No amigo al contrario somos nosotros los que le debemos uno – David se adelantó al escuchar su voz melodiosa. Tino apenas le llegaba al cuello.
Antes que pudiéramos seguir con la plática aparecieron mis amigas a quienes esperábamos. Les presenté a Tino que mostró una sonrisa. Ellas al ver su talla y su rostro poco agraciado no quisieron perder su tiempo. Rebeca, era la más excitada. En la cochera había visto un Ferrari rojo recién comprado. Según ella sobrepasaba los cien mil dólares.
-  Así que he venido a buscar al dueño, no me importa que me coja con tal de sentir esos asientos de cuero y sentir la velocidad. Hasta dicen que esos carros conducen solos si les programas la ruta a tu casa.
-  Mamita si es así, ese adonis está aquí dentro. Te acompaño si gustas - le dijo David. Mis demás amigas se fueron al baño.
-   Cosa de mujeres - le dije a Tino al quedarnos solos.
-   Lo sé, pero no impedirá que te invite un trago ¿no?
Acepté. Me preguntó a qué me dedicaba y el peor error es dejar que una mujer hable. Le conté casi toda mi vida y si me vi interrumpida fue por la llegada de David con mis amigas. Querían ir a un nuevo local que se había inaugurado. Tino aceptó acompañarnos.
-  Que te lleve tu Romeo hija yo llevaré a las zorras - me dijo al oído David.
Si esa noche la sorpresa fue conocer a Tino, otra mayor fue cuando el muchacho del valet parking trajo el auto del cual Rebeca tanto soñaba y se había pasado la noche buscando al dueño.
-  No quise quitarle la ilusión a tu amiga. Ella buscaba un actor de cine y yo no lo soy - me dijo dándole veinte dólares de propina al chico.
-  ¿Quién eres realmente?
-  Digamos que un hombre de negocios- sonrió.
En  el camino David me fue dirigiendo por teléfono para llegar al local. Si la admiración de mis amigas fue verme con un hombre mediano, calvo y gordito, bajar del Ferrari junto a Tino fue un duro golpe a su ego.
No quiero pecar que sangrona, pero esa noche no ingresé al local con mis amigas. Si llevé a Tino conmigo fue para restregarles en la cara el error que cometieron al despreciarlo.
Fuimos a un bar más calmado, luego muy cortés me llevó a mi casa y nos despedimos con un beso cerca de mis labios.
No lo niego me parecía un hombre interesante, pero no quise llevarlo a mi cama en la primera cita. Además se fue con la promesa que cenaríamos al día siguiente. Y claro que llegó el día que unimos nuestros cuerpos.
-  Te he visto con mejores hombres – me dijo David por teléfono -, pero el dinero le hace más guapo que a mi novio platónico, Bradley Cooper, pero la neta hijita ¿qué le viste al tipo?
- Tú lo has dicho he estado con hombres mucho mejores, pero físicamente. Atractivos de la cintura para arriba, pero Tino es muy atractivo de la cintura para abajo.
-  ¡Nooo! Cuéntamelo todo y si quieres exagera hijita.
La química con Tino fluyó en la cena. Me llevó a un restaurante exclusivo donde todos los mozos conocían a mi anfitrión, nos trataron como si fuéramos la pareja presidencial. Cuando regresaba del baño me acerqué a una de las meseras para preguntarle el por qué del trato tan especial.
-  Valentino es el dueño de este restaurante y de seis más. Nunca suele traer mujeres a cenar. Usted debe ser muy especial para él – sonrió antes de continuar su camino.
¿Cómo digieres esto? Nunca antes había salido con una persona adinerada. Siempre he escuchado que la mayoría de ellos son arrogantes, se creen dioses y tratan a todos como esclavos y ni que hablar del trato a sus parejas.
Además tenía un presentimiento que por más que tratara de hacer bien las cosas, ambos no estábamos destinados a estar juntos para siempre, pero eso no impedía pasarla bien.
Esa noche sabía que no alargaríamos más la angustia así que los besos se iniciaron en su coche, pero necesitábamos más, queríamos recorrer nuestros cuerpos, sin volante, ni nada que nos molestase.
En veinte minutos estábamos en su casa, con el detallito que en cada luz roja del semáforo nos besábamos, nos tocábamos, nos deseábamos tanto como si ambos hubiéramos salido minutos antes del penal y queríamos un contacto carnal después de tantos años de austeridad sexual.
No llegamos ni a su habitación. En su sala rodeada de muebles, cuadros en las paredes y esculturas en cada rincón me desnudó despacio, mientras me besaba. Me dejó desnuda ante él, me miraba deseándome tanto, que hasta se me erizó la piel.
También lo desnudé pausadamente, besándole cada poro de su piel, quería que me deseara cada segundo que pasaba. Entrelazos sin dejar de besarnos me guió hasta su cuarto. Me acostó en la cama, me besó de arriba a abajo y de abajo a arriba, los pechos y la espalda. Me estremeció con sus dedos dentro de mí, me ahogaba con su lengua, lo deseaba como pocas veces he deseado a un hombre.
Me penetró despacio, mirándome a los ojos, sintiendo cada milímetro de mi vagina, y yo sintiéndole cada milímetro de su pene, cada vez más deprisa, y más, hasta que nos fundimos en uno mismo. Gocé este encuentro como pocas veces lo he hecho.
No conté cuantos orgasmos experimenté, pero sé que fueron muchos y eso le excitaba más.
Llego la mañana y ambos teníamos que retomar nuestras vidas.
El siguiente fin de semana me estaba esperando. Mis amigas dejaron de ver su físico, Tino se portó muy bien con ellas. Esa noche invitó todas las bebidas y el más feliz fue David que estaba acompañado de un joven que conoció días antes.
De madrugada todos tomamos rumbos diferentes y otra vez estaba con Tino en su casa. Tuve el sexo más completo en muchos años, y lo mejor era saber, que así sería en las siguientes semanas.
Pasamos el invierno juntos, y en primavera falleció su madre. Una ferviente católica, y eso cambió todo.
Fui a la casa de Tino pasado un mes del velorio, y su sala y habitación se convirtieron en un santoral, había cristos en las paredes y santos de todo tipo en la casa. Todos me miraban, era imposible estar en esa situación. No podía, era una sensación extraña, aquellos ojos observando mis pechos, mi abdomen, mi coño. ¡Todo!
¿Cómo podía ser yo? Se lo dije. Por más que quería concentrarme, la mirada de todos esos santos era como fornicar en una iglesia. Sus ojos inquisidores me mataban. A los veinte minutos estaba de vuelta en mi casa.
Tino no estaba dispuesto a deshacerse de las imágenes. Eran un recuerdo de su madre, y yo no regresaría a su casa mientras esos santos fueran parte de su decorado.
No volvimos a estar juntos, se puede decir que la religión nos separó.
Después de algunos años me lo encontré en un autocar. Era el conductor de uno de los autos deportivos. Cruzamos una  mirada pícara y nostálgica. Me sonrió.

5 comentarios:

  1. Ufff... qué triste el cambio de Tino, siempre hay algunos que pierden todo su "imperio" a la muerte de sus progenitores.

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  2. K TAL CAMBIO DESPUES DE TENERLO TODO PS NI MODO , LA MUERTE DE LOS PADRES DEBE DE AFECTAR MUCHO EN LA VIDA Y DEPENDE COMO SE SOBRE LLEVE.

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  3. La muerte es la piedra de toque. No es nada, porque a nada conduce y la muerte de lis padres no es mas que su oblifacion para con los hijos, que aprendan a navegar solos, caso que no nos ocupa, de que le valia coger tan lindo si no era mas que una marioneta bajo las faldas de su madre, seria follador, pero de hombre poco, se lo merecia.

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  4. “De tanto que tropiezo hasta caigo con estilo”. me gusta esa frase y que triste que el romance no siguio, pintaba muy interesante.

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